Sombras Perfectas


Existen cosas en el mundo que es mejor no preguntar ni saber su motivo.
Comenzare con una escueta presentación: Mi nombre es "Omar" y en aquel entonces residía en Morelia. Toda mi vida a transcurrido envuelta en la más tediosas sucesión de hechos monótonos. Podría decirse que soy el mortal más común y silvestre. ¿Entonces, por que tuvo que ocurrir aquello?
Transcurría el día trece de Octubre de 1998. Unos amigos y yo emprendimos un campamento al bosque, sin saber que uno de nosotros ya jamás regresaría. Todo estaba contemplado y listo con una semana anticipación para que no hubiese errores; la casa de campaña, las latas de conserva, barajas, tequila. Todo menos el carbón, el cual fue olvidado por Guillermo. Pero de esto nos enteramos hasta ya entrado el día.
- Traigan el carbón para la parrilla - grito Ivan con su voz mandona y prepotente. - Guillermo fue el encargado de eso, el debe de saber donde esta - Dijo Salvador. - Ha, mmmm,. ¡Ca- carbón! . Chin, el carbón, lo deje en la casa de Asdruval. - Estúpido - Infeliz - Babas - Ya no jodan, ahorita tomo el hacha y voy por madera. Asunto arreglado. ¡Chillones!.
No sé que oscuro deseo tuve, pero lo acompañe. Creo que fue para burlar la posibilidad de colaborar con alguna cosa más difícil. Caminamos un largo trecho hasta topar con una hermosa arboleda. Él me dijo que cortaría madera y que yo tendría que cargarla. Me pareció injusto pero accedí, sabiendo que una vez cortada yo me negaría a llevar sobre mis hombros peso alguno. Irremediablemente mi olvidadizo amigo haría todo el trabajo. El sol de las tres de la tarde bañaba de su sofocante calor: Siendo un verdadero martirio, aun para nuestros jóvenes cuerpos de 18 años. Recuerdo que nuestras sombras se expandían extrañamente sinuosas, esto debió de ser una señal, pero no quise hacer comentario alguno por temor a ser criticado.
Corto un par de ramas, las cuales por estar muy verdes resultaban inservibles. Por ello - maldigo el momento - le señale un viejo eucalipto, cuya triste figura hablada de termitas, años de estar seco y de una hermosa fogata.
- Este vejestorio lo derribare de un solo hachazo. - Si chucha como no, lo que tu digas.
Guillermo blandió el hacha con fiereza, dando un certero golpe en la base del pequeño y decrépito árbol.
- ¡Carajo! - Dijo mi compañero mientras se sobaba la muñeca - Esta correoso. - Te dije, ni para eso eres bueno.
Mi camarada no cesó en sus intentos por derribar el vetusto eucalipto. Hemos estado mas de media hora, y en todo este rato no has logrado hacerle cosquillas. - ¡Me tienes harto!, ahorita vas a ver todo mi poder en acción. En eso, furioso por la falta de consideración de ese árbol, y aun más enojado por mis poco sutiles ironías, dio un nuevo y más potente golpe de hacha. Inesperadamente el árbol cedió, comenzando a caer. Un ridículo gesto de pueril alegría se dibujo en aquella faz regordeta.
Es curioso, pero el sol en ese momento proyectaba nuestras sombras muy cercanas, quizá, me atrevo a decirlo, exactamente iguales al tamaño real. Debido al inesperado triunfo, arrojó el hacha a un lado, quedando clavada en la tierra, para poder, supongo, festejar a gusto. Desgraciadamente mi mano derecha prolongaba la sombra de su dedo índice de tal forma que esta fue interceptada en la tierra por el hacha. Después todo sucedió muy rápido.
El árbol cayo sobre la sombra de Guillermo. Justo en medio de los hombros y cabeza. Un grito que duro solo medio segundo fue emitido. Inexplicablemente su cabeza cayo, rodando por el suelo. La sangre broto por doquier. Al mirar con mas calma, puede ver como el pedazo de cuello que quedo adherido a su cuerpo tenia las marcas de un tronco. Fue justo en ese instante que reaccionaron mis nervios, los cuales seguramente permanecieron aletargados por la impresión, mandando la descarga de dolor. Al bajar mi vista me percate que el dedo índice de mi mano derecha se encontraba cercenado hasta la falange. Mi ropa se encontró grotescamente empapada del sumo de su yugular, así como del de mi pobre dedo.
Preocupado por no ser acusado de asesinato fui a un arrollo que sabia cercano y me lave. Escondí el cuerpo de lo que fue mi amigo y regrese al campamento. A los otros les dije que Guillermo, muy ofendido con nosotros, se había marchado rumbo a su casa. A mi dedo lo cubrí y hasta la fecha aun lo cubro con un guante. Esa noche no pude conciliar el sueño. La policía nos interrogó a todos, a mí con mas ahínco. Sin embrago no nos pudieron comprobar nada. De hecho yo encabece una exhaustiva búsqueda junto con sus padres por todo el bosque.
El cuerpo fue encontrado un mes mas tarde en tal estado de descomposición que no pudieron precisar con certeza quien era. Sus padres lo suponían, pero aun guardan la esperanza de que siga con vida. Creo que hay veces que los ángeles o los demonios quieren divertirse, y yo, en esa ocasión, estuve presente. En algunas ocasiones, ahora mas que antes, pienso que tal vez si se hubiese tardado o apresurado la caída del eucalipto solo unos segundos - por supuesto, solo como una febril hipótesis, nuestras sombras no hubiesen sido perfectas y entonces él viviría y yo tendría mi índice.
Después de eso mi vida a seguido con la cotidianidad de siempre. Soy yo quizá él más común de los mortales. Tan solo plasmo esto para advertir a los incrédulos, que fuerzas misteriosas nos controlan, jugando bromas macabras cuando menos lo esperamos.

Pagina Principal
Entra aqui y dejame tu historia de terror
Entra por mIRC a nuestro canal
Regresa a Historias De Terror